Como de costumbre, después del gimnasio, regreso a casa caminando. Son 17 cuadras de distancia. Con esa sensación placentera que una vez Pancho Ibáñez describió con precisión: "lo bueno de hacer gimnasia, es haberla hecho".
En el camino, vengo pensando mis cosas, las que hice y las que tengo pendientes, observando a la gente y más de una vez, conversando con mis hermanas por celular. Así me encontraba hoy, cuando visualicé que venía a mi lado, en la calle, un hombre en una bici, lo miré y él miró mi bolso. Siguió su camino mientras yo seguía observándolo. Tuve la percepción de que estaba buscando una presa y el hecho de que yo lo visualizara no lo convenció para elegirme.
Dobló y ya no pude verlo.
Cuando llego a la esquina, pasa a toda velocidad delante de mí y a contramano, en ese mismo momento escucho el grito de un hombre insultándolo; ya era tarde: le había robado la billetera.
Desde hace un tiempo, presto mucha atención a esas "sensaciones" (percepciones?).
Y por experiencia, son buenas consejeras.
martes, 22 de abril de 2008
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6 comentarios:
A mi también me ha sucedido, y se siente más que todo como en las "tripas" :S
Que bien que te escuchaste Ana. Cuidate.
Que garron... a mi nunca me han querido afanar. Sera por mi cara tan fiera?
Camilo: dicen que hay 2 zonas bien marcadas donde se siente: en la del corazón o en la del estómago. En mi caso, como en el tuyo, pasa por la 2º zona.
Oso: Gracias.
Shugo: No, feo no sos; simplemente sos un afortunado!
A los 3 gracias por comentar.
Dear Annie:
Estabas en los umbrales de la percepción (así lo defino yo)...y muy probablemente tu hermana lo estaba también!
Cariños,
Allexia
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